9/3/2022

Ixanar Uriza

Sobre la sororidad

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Mujeres el pasado 8 de marzo, una de las palabras a las que se aludió con mayor frecuencia durante las manifestaciones públicas yen redes sociales fue “sororidad”. Tal vez lo has escuchado antes, o es la primera vez que te lo encuentras. Este término, aún no reconocido por la Real Academia Española[1] y recuperado por el Diccionario de Americanismos, ha sido motivo de debate por no contar con una aceptación ni comprensión generalizada; hasta existen quienes se oponen abiertamente a su uso.

El Diccionario de Americanismos (s/f)lo remite al inglés sorority (pasando por alto una relación mucho más cercana al español, ya que el vocablo soror –hermana– es de origen latín) y lo define como “agrupación que se forma por la amistad y reciprocidad entre mujeres que comparten el mismo ideal y trabajan por alcanzar un mismo objetivo.”

Esta definición puede ser valiosa como una primera aproximación. Sin embargo, cobra mayor relevancia frente a la desigualdad estructural que vivimos al compartir la experiencia de ser mujeres. Es “una dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo”(Lagarde, 1997).

La propia Marcela Lagarde (2009),reconocida como líder y pionera mexicana en el tema, apunta que “es un pacto político de género entre mujeres que se reconocen como interlocutoras.” Un diálogo en igualdad que no pretende borrar las diferencias entre unas y otras, obligarnos a ser amigas o crear un afecto forzado y ficticio. Mucho menos llamar al desprecio hacia los hombres o “justificar un apoyo ciego entre mujeres” (BBCMundo, 2018). Al contrario, celebra la riqueza de la diversidad y permite ser solidaria –más aún, sorora– con otra; incluso, señalando con respeto los desacuerdos o las prácticas desiguales. Aliadas y actuantes frente a todas las formas de opresión, tanto la ejercida por los hombres como las que proceden de la misoginia interiorizada[2].

¿Cómo se vive la sororidad o soridad? En una cultura heteropatriarcal[3],desafortunadamente no nos faltan oportunidades para ejercer nuevas formas de relacionarnos con igualdad y buena voluntad. Aquí algunos ejemplos recopilados de distintas fuentes:

-         Dejar de fomentar la violencia, discriminación, agresiones, ofensas, menosprecio o maltrato entre mujeres […] para transitar hacia una unión que radica en la empatía y la inteligencia emocional que como género experimentamos.

-         Revisar la propia misoginia; cada una tenemos que ir descubriendo dónde, cómo se nos aparece, cómo nos legitima para dañar a las otras (Lagarde, 2008).

-         Estar dispuestas a ayudarnos mutuamente, eliminar el sentido de competencia o la rivalidad por motivos de género (Milenio, 2014).

-         Ir más allá de la solidaridad, modificando las relaciones entre mujeres de manera que se eliminen las condiciones de desigualdad.

-         Compartir “información, apoyo emocional y psicológico entre mujeres desde la racionalidad empática, escapando así a los mecanismos aprendidos en el patriarcado de chantaje emocional, manipulación y dogmatismo vital” (Anónima, 2012).

Con respecto a la práctica consciente de liberarnos de la misoginia interiorizada, diversos artículos reconocen que es necesario que cada mujer reflexione acerca de cómo habla, actúa y se posiciona ante otras mujeres que:

-         Expresan libremente su sexualidad

-         Tienen ocupaciones tradicionalmente relacionadas con los hombres

-         Estudian licenciaturas, ingenierías, posgrados

-         No desean ser madres

-         Aspiran a cargos políticos

-         Se identifican como lesbianas, bisexuales, pansexuales, etc.

-         Son autónomas; conocen, ejercen y defienden sus derechos

-         Tienen sus propias empresas, o acceden a puestos directivos

-         Son mujeres trans

-         Viajan solas; salen a la calle, al bar, a un concierto por sí mismas

-         Aceptan su cuerpo tal como es

En suma, la sororidad es una actitud de vida que suma lo mejor que las mujeres tienen para sí mismas y su propio desarrollo; no frente a los hombres, sino frente a la desigualdad que afecta tanto a hombres, como mujeres y que se ve además atravesada por múltiples condiciones como el ser indígena, afrodescendiente, vivir con alguna discapacidad o en situación de pobreza, entre otros.

Con la ayuda de la sororidad y la fraternidad, podemos crear una sociedad en la que todas las personas, mujeres y hombres nos tratemos con respeto e igualdad. Una sociedad en paz, con mayores oportunidades para que todas y todos alcancemos nuestro máximo desarrollo.

¿Tú cómo vives o impulsas la sororidad?

 

Referencias

Andolini, Adriana (2016). Misoginia interiorizada: ¿somos nuestro peor enemigo? Consultado en http://www.grazia.esel 25 de mayo de 2018.

Anónima (2012). ¿Qué significa la sororidad? Consultado en http://www.mujerpalabra.netel 25 de mayo de 2018.

Asociación de Academias de la Lengua Española. (s/f). Diccionario de Americanismos. Consultado en http://lema.rae.es/damer el25 de mayo de 2018.

BBC Mundo (2018). Sororidad, la palabra que plantea una especial forma de apoyo entre las mujeres. Consultado en http://www.bbc.com/ el 25de mayo de 2018.

Fundéu BBVA (s/f). Sección: Consultas. Recuperado de https://www.fundeu.esel 25 de mayo de 2018.

Lagarde, Marcela (1997). La política de las mujeres. Consultado en https://rosacandel.es el 25de mayo de 2018.

Lagarde, Marcela (2009). La política feminista de la sororidad. Consultado en http://www.mujeresenred.netel 25 de mayo de 2018.

Varios Autores (2014). Hablemos de Sororidad. Género en su tinta. Milenio, 29 de septiembre de 2014. Consultado en http://www.milenio.comel 25 de mayo de 2018.


[1] Introducir el término en la página de la arroja el siguiente mensaje: “Su búsqueda no produjo resultados”.

[2] “La creencia involuntaria, por parte de mujeres o niñas, de que los estereotipos y mitos dañinos en torno a su condición, generados en una sociedad sexista como la nuestra, son verdaderos” (Andolini, 2016).

[3] Es decir, un “sistema sociopolítico en el que el género masculino y la heterosexualidad tienen supremacía sobre otros géneros y sobre otras orientaciones sexuales.” (Fundéu BBVA, s/f)

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